La adolescencia, edad de los posibles, se inscribe en el campo de la discontinuidad, en ella, la más perceptible es corporal. Otras discontinuidades – psíquicas, familiares y ambientales – son propias de la edad. Los rastros de las primeras fases del desarrollo van hacer eco a esos cambios.
Adolescence, 2017, 35, 1, 101-109.