Una tendencia a la psiquiatrización sistemática de los estados mentales, conduce a considerar los periodos de tristeza y de desconfianza persistente del adolescente o los estados de morosidad como figuras de la patología. Conjuntamente D. W. Winicott, E. Gut, P. Fedida y Ph. Gutton, nosotros desarrollamos un punto de vista dinámico, según el cual el movimiento depresivo inherente a la vida mental, participa a la regulación de la vida psíquica y ello reactivado por la perdida o el abandono. Y favorita la redistribución de la economía afectiva y pulsional, verdadera « re-afectizacion ». El sujeto adolescente deprimido, necesita ser acompañado y no ser curado de primera intención. El hecho de que la depresión adolescente encuentre un camino lo más a menudo favorable ; nosotros examinamos ciertos destinos destructores, calificando la depresión de « improductiva », de « depresión de muerte » o de « depresión de desvinculación ». Dos figuras patológicas emblemáticas : la anorexia mental de la joven y la depresividad. Si embargo la depresión es un elemento importante del proceso de integración. Ellas ilustran tal como el desmantelamiento del pensamiento en las depresiones psicóticas – desesperadamente exprimidas en las producciones artísticas – el rol esencial que juega el cuerpo como constituyente y medio de la vida psíquica.
revue Adolescence, 2011, T. 29 n°4, pp. 737-745.