Los sufrimientos de la soledad, que generalmente la asociamos al aislamiento y que son también de naturaleza depresiva ; podrían estar relacionados a la conduct – infantil y adulta – de enfurruñamiento. La cual consiste a fingir ciertos tipos de sufrimiento con fines de chantajear al prójimo. El enfurruñamiento tiene efectos fisiológicos nocivos. Así mismo, comporta beneficios segundarios (especialmente en los “ ensueños del paseante solitario de Rousseau ”). El enfurruñamiento puede provocar represiones conduciendonos a una pérdida de sentido, transformando una conducta buscada en una serie de síntomas padecidos. La restitución del sentido originario de este comportamiento, podría aportar argumentos a un psicoanálisis que insiste sobre la dimensión del sujeto.