Después del derrumbamiento de las utopías revolucionarias, los adolescentes iraníes desarrollan, a travez de un rol activo como voluntarios comprometidos en la guerra entre Iran e Irak, una “ cultura de la muerte ”. La búsqueda de una identidad de mártir se substituye al proceso de subjectivación. La ideología islamista y el fanatismo de guerra inducen comportamientos de repliegue narcisista, que impiden a estos jóvenes acceder a la dimensión adulta de la sexualidad y apropiarse de un discurso en el seno de una sociedad represiva.
A través del caso clínico de un antiguo soldado adolescente iraní, éste artículo intenta demostrar cómo esta guerra supuso la única respuesta y callejón sin salida al proceso de adolescencia de miles de jóvenes iraníes.