La infección del VIH es un asunto de sangre, de sexo y de muerte y focaliza así los temores reales e imaginarios, constituyendo una superficie de proyección a nuestros miedos
La infección del VIH es un asunto de sangre, de sexo y de muerte y focaliza así los temores reales e imaginarios, constituyendo una superficie de proyección a nuestros miedos