Los autores defienden aquí el postulado de que el psicoanálisis es el tratamiento más adecuado para los adolescentes que sufren perturbaciones graves. El enfoque elegido se interesa primordialmente por la ruptura del desarrollo que ocurre tras las transformaciones pubertarias y conduce hacia un estado patológico. Ese breakdown impide la integración paulatina del cuerpo sexualmente maduro dentro de la realidad psíquica del adolescente, condicionando así una ruptura en la relación con la realidad. Los adolescentes en cuestión presentan un funcionamiento psicótico defensivo, aun cuando no se trate de una psicosis plenamente comprobada. La ruptura del desarrollo sería vuelta a experimentar durante el análisis, adoptando la forma de una « ruptura de transferencia ». El tratamiento es largo y difícil, pero constituye quizá la mejor « segunda oportunidad » de la que disponen los adolescentes gravemente enfermos.