Si bien las modalidades de atención a ciertos pacientes, entre ellos los adolescentes, son muy específicas, la autora insiste aquí sobre la importancia, para cualquier terapeuta analista, de referirse a un modelo téorico y clínico único, así como de poseer un conocimiento del meollo de la disciplina: el modelo de la neurosis. En efecto, antes de cualquier especialización, que puede resultar apresurada, se requiere une formación larga y cabal en psicoanálisis.