El autor describe aquí la cura de una paciente adolescente que dice haber sido víctima durante la niñez de abuso sexual por parte de su padre. En el transcurso de la cura, el analista empezó a dudar de la veracidad de esos recuerdos. A medida que el tratamiento avanzaba, el analista tuvo la impresión de que las respuestas de la paciente a sus interpretaciones remitían cada vez más a una estructura delirante. Cuando la paciente sintió que el analista tenía dudas al respecto, o que no estaba de su lado, interrumpió bruscamente la cura. Siguió siendo desde entonces una joven sumamente vulnerable. La estructura delirante contenía la necesidad sexual de destruir toda potencialidad de poder masculino ; para la paciente, representaba el mecanismo de defensa que resultaba indispensable implementar para combatir su propio deseo hacia la madre edípica, quien había dejado efectivamente a la paciente para contraer nuevas nupcias.