La fiesta nace en un contexto religioso, pero la festa religiosa ha evolucionado en su contenido y en sus objetivos. El « nosotros » se eclipsa en beneficio de la valorización narcísica y de la búsqueda de subjetivación. Ciertos aspectos de la fiesta religiosa son utlizados hoy en día como un espacio de conversión y de transformación de sí. En todos los casos el sujeto va adherir al « nosotros » religioso de una manera intermitente en los momentos de capilaridad fusional eventualmente renoveladas en el tiempo sin por ello inscribirse en una iglesia. Lo festivo sería un momento de rencuentro con Dios que la escena imaginarizada de confrontación a su propio destino.