En la confrontacion de un adolescente y de un analiste el cuerpo es un elemento más del discurso, pero al mismo tiempo es un dato sensible e inmediato ofrecida a la mirada del otro a fortiori, cuando se trata de tatuaje de percing o de automutilación. En esas condiciones ser un psicoanalista sujeto inplica una respuesta indisociable de la construcción de una teoría sobre el cuerpo.