El término de conversión que fué propuesto por Freud de manera temprana designa el paso de una expresión psíquica a su manifestación somática. El autor nos hace acordar por que el propone una concepción más larga ; haciendo de la capacidad de conversión una potencialidad intrinseca al sintoma como una estructura. Enseguida nos habla del estatuto de esta noción durante la adolescencia. Pués no solalmente asistimos a conversiones clásicas en el sentido restringido si no también a conversiones de largo camino que impone un rasgo de la conversión entendida en su largo sentido. Todo ello, sera comentado a partir de un caso de soliloquio transitorio que ya fué propuesto en un artículo sobre la verguenza, la cual se acerca a una conevrsión de tipo filosófica o religiosa. Es la ocasión de señalar el rol que juegan succesivamente los ideales, el afecto, el fantasma, « el otro extranjero » y sobre todo de precisar en que consiste la capacidad de conversión. Se trata de lo que asegura el tratamiento de las seducciones precoces ; asi como la reacción que consigue, lo que dá al sujeto, la capacidad de regresionar y de rebondir, de encerrarse y de abrirse indispensable a su ancrage en el universo en el que le toca vivir.