No se puede amar a los otros si uno no comienza a amarse así mismo ello la psicoanálisis lo traduce de otra manera, haciéndonos acordar que el narcisismo es un prelávale indispensable a toda relación. Se puede decir la misma cosa alrededor del sexo a propiamente hablar. El sujeto humano, no puede amar el sexo del otro y afrontar la diferencia que el representa a todos los niveles de la existencia si este no comienza por amarse y querer su propio sexo a la vez como un objeto genital, pulsional e ideal. Ello supone que sea provocado y reconocido por el adulto y que guarda la posibilidad de separarse regularmente de ello de manera a afirmarse a partir de su premier deseo.