En un intento por responder a la interrogante planteada, la autora propone una reflexión en torno a la evolución de las características de los niños y de los adolescentes en el transcurso de los últimos quince años en el mundo occidental, principalmente en Francia. Lo anterior la conduce a concluir que, hoy por hoy, asistimos a una desaparición paulatina de las características respectivas del periodo de latencia, la pubertad y el segundo periodo de adolescencia. Esta conclusión conlleva serias consecuencias, pues pone totalmente en entredicho la constitución del mecanismo de represión y del carácter bifásico de las identificaciones post-edípicas descritas por Freud.
Considerando la formación actual del psicoanalista en general, la autora propone adoptar como modelo técnico primordial el de la cura infantil, para luego instalar la cura adolescente, sin tratar de oponerlas entre sí, pues tampoco lo están las estructuras psíquicas de los sujetos a los que se refieren dichos modelos.