Mirándose en los ojos los seres humanos cambian radicalmente de modo de comunicación : por esa mirada cruzada buscan la intención del otro y por consecuencia se abren al espacio imaginario y de fantasías allí donde la visión del reino animal se queda en la búsqueda de indicios. Tal es nuestro argumento en la obra Los ojos en los ojos es el hilo conductor de la respuesta a G. Bonnet.