Estar embarazada durante la adolescencia generalmente es atribuido a un accidente y la respuesta médico social, consiste en mejorar las campañas de contracepción. No obstante, y acercandonos más del problema aparece otra lógica diferente a la del accidente. Las adolescentes exprimen, y ello cuando les es autorizado de hablar, de un deseo de embarazo o un deseo de tener un niño. La pregunta que cabe ponerse es : ¿Por que una adolescente va a ser invadida por ese deseo a tel punto de no poder diferir la realización en el tiempo ?, ¿ por que está lista a sacrificar una parte de su adolescencia ?.
El embarazo aparece como una necesidad imperativa de obtener una respuesta inmediata a las preguntas que toda adolesecente se hace en lo que se refiere a su fertilidad potencial, o como la búsqueda instantanea de un complemento a una carencia anciana : tener un bebé en los brazos.
Ver el embarazo de la adolescente unicamente como el resultado de un accidente o del destino, es reducir singularmente la significación de ese evento y particularmente es ignorar el sufrimiento de la adolescente. Es ignorar las dificultades de la jóven a ocuparse de ella, a ocuparse de su cuerpo y asumir sus tensiones psíquicas inherentes a la sexualidad y sus dificultades a tolerar la espera.