A partir de dos casos de adolescentes que se automutilan, los autores se interrogan sobre la dimensión masoquista de las prácticas de escarificación. El masoquismo erógeno repandido, atestígua de la insuficiencia de los procesos pre-concientes para contener la presión pulsional a través del intercambio de la pasividad femenina en actividad auto agresiva.
La identificación a una posición femenina que une el erostismo y el masoquismo es reducida a prácticas de incorporación que son los signos indelébiles que nos señalan un defecto de introyeción de las cualidades del objeto. Esos comportamientos muestran una histerización imposible de los conflictos intrapsíquicos ; pero al mismo tiempo, indican las posibilidades de sobrellevar esta conflictualización provocada por el surgimiento de lo pubertario y la subjetivación.