La anorexica dona figuración e ilustración a la cultura de la anticonsomación y de individualismo ; pero la fascinación que ella provoca va más allá. Ella será explotada en las difusiones televisuales por su fuerza expresiva del enigma ; « la caja dorada » (Bruch), el misterio y el poder de lo que aparece como una libre eleción de ruptura con la familia, con los otros adolescentes y consigo mismo. Una eleción heróica y a veces mortal percibida como acusador.
Las múltiples interpretaciones de la anorexia mental por tal o tal aspecto de la evolución de concepciones y de los modelos vehiculados por la cultura dominante tienden a negar la especficidad psicopatológica . Los factores culturales familiares y traumáticos, son puestos en causa puesto que se trata de anorexias menores o de la anorexia histérica.
Hacer un espectáculo de la eleción supuestamente deliberada de renunciar a las satisfaciones las más legítimas y las más elementarias, para correr el riesgo de la muerte en la desmedida de un comportamiento de restrición no solamente alimentario ; distrae la atención de lo que muestra la clínica psicoanalítica : la fuerza de la demanda afectiva anacrónica (que puede encontrar una salida peligrosa en el caso de las bulimias) y de la ambivalencia en las relaciones hacia los padres y sobre todo a la madre en función de la historia infantil.
Así se explica en el entorno en función de la angustia que ella provoca. La insistencia de las reaciones de denegación del sentido : No hay nada que comprender , es una enfermedad,, una anomalia en el cerebro. Si las anorexicas se oponen a ser realimentadas de fuerza ellas piden ser escuchadas y detras de la fazada que se aficha de un fetichismo de un cuerpo delgado, es la deseperación que se exprime y que pide de ser entendido.